La noche en Santiago de Compotela
El colofón a mi camino lo pone un paseo por un Santiago de Compostela ya a medio gas, la noche se adueña del viejo casco histórico, las ruás principales de restauración siguen estando repletas de gente -en su mayoría peregrinos- pero la Plaza de Obradoiro, la de Platerías o Quintana están prácticamente desiertas cuando apenas son las once de la noche y no hace tanto que ha anochecido -que por estos lares es mucho más tarde que por el sur-, en esta última plaza de Quintana estuve largo rato intentando ver la misteriosa silueta de un peregrino proyectando su sombra sobre los viejos muros de granito hasta que pude verla, dicen que se trata de un clérigo que andaba enamorado de una de las monjas de San Paio de Antealtares a la que propuso la fuga haciéndose pasar por peregrinos en la noche, ella aceptó pero al final no se presentó y desde entonces vaga su alma por la plaza a la espera de que su amada acuda a la cita.
Sombra del Peregrino en la Plaza de Quintana
En mi anterior visita a Santiago no tuve la oportunidad de ver sus lugares clásicos bajo esa iluminación amarilla, nostálgica y muy cuidada que embellece sus monumentos suavizando sus aristas mostrando ese aire atemporal de la ciudad del Apóstol, con el ruido de fondo de las gaitas sobresaliendo entre los demás instrumentos de la tuna que ameniza la noche por los soportales del Pazo de Raxoi, mientras asombrosamente algún que otro peregrino rezagado a saber porque razón sigue llegando con su lento claqueteo de los bastones cansados sobre la piedra compostelana. Escenas callejeras que te ayudan a conocer no solo la monumentalidad, sino algo más de la vida en Santiago de Compostela elementos que ponen en valor la cultura en torno al punto de conclusión de tantos Caminos.
Monasterio de San Martín Pinario
Luces amarillas sobre edificios con fondo de cielo azul oscuro -los colores del camino- que no intentan compensar ni sustituir la luz natural sino que crean un ambiente de recogimiento acorde con el significado del templo que acoge los restos del Santo Apóstol Con esto me despido de mi Camino y con el agradecimiento de siempre haber tenido un viento a favor y un clima generoso, una gran compañía que ha atenuado mi escogida soledad, gracias a la amabilidad del pueblo gallego que tan bien me han tratado a lo largo de 115km de peregrinaje de polvo, barro, lluvia, sol y grandes sensaciones jamás vividas y gracias a mi gente que tanto me ha apoyado antes, durante y al final de mi Camino.
Comentarios
Publicar un comentario